Sunday, January 2, 2011

EXISTEN TRES CLASES DE ORDENES SACERDOTALES.

















 TRES ORDENES DE SACERDOCIO.... que si bien emanan de la historia del evangelio, son absolutamente vigentes y válidas para este tiempo. Todas son lo suficientemente visibles como para que nadie se pueda confundir. Orden de Leví, orden de Aarón y orden de Melquisedec. Usted ya habrá comprobado cuales son las más abundantes y cuales las más escasas.
El orden de Leví, concentra en sus cultores, la flor y nata del profesionalismo cristiano. Gente con una formación intelectual de alto nivel, con títulos quizás universitarios, doctorados en teología, seminarios bíblicos por centenares, master en divinidades y todo un caudal que lo hace, al sacerdote moderno según el orden de Leví, un ministro confiable, capacitado estructuralmente y apto para ministrar al pueblo sin posibilidades de errores de interpretación ni misticismos trasnochados.
 Lo negativo de este orden, es la mayoritaria carencia de Vida Abundante que se experimenta en sus congregaciones, cosa que el pueblo discierne y padece.

 Este es el orden más proliferante dentro de nuestras congregaciones, al menos, las rotuladas como “conservadoras” u ortodoxas.






El orden de Aarón (Sacerdote el padre, el hijo, el nieto) habla de una consecución por línea familiar, a la manera de un clan religioso. Un pastor abre una obra que, en principio, atiende únicamente él con su esposa.
(Quizás colaborarán padres y suegros, pero nadie más) En la medida que pasan los años, los hijos e hijas de la pareja pastoral, irán tomando posiciones.
 Serán líderes de jóvenes, directores de alabanza o responsables de campamentos y otras similares.
En los finales de estos ministerios, es muy normal ver al ya maduro pastor y su esposa al frente de la obra, pero descargando responsabilidades y tareas en hijos, hijas, yernos, nueras y hasta nietos, que ocupan por directo escalafón, las posiciones de vanguardia en la iglesia.
 Lo negativo de este orden, es que si Dios no ha llamado, por ejemplo, a un hijo del pastor para ese ministerio, él lo va a cumplir por imposición o “sugerencia” familiar, pero muy lejos estará de tener ese corazón de pastor necesario para bendecir. Este orden, si bien no es demasiado frecuente, se encuentra en muchos lugares. Quizás cualquiera que lee, haya visto alguno. O se esté congregando en uno así.





 El orden de Melquisedec, es aquel que no tiene absolutamente nada para mostrar más que un llamado del Señor que se manifiesta en los frutos y resultados espirituales.

No tiene genealogía, no tiene familia prestigiosa, no tiene títulos, honores, avales, currículum ni especialidades intelectuales en teología ni filosofía.
Sólo se deja guiar por el Espíritu Santo en concordancia con la Palabra, que debería ser lo real, pero que todavía y a favor de una gran cantidad de aventureros brotados de todas partes, ha cosechado un lamentable concepto. Este orden es casi inexistente, porque cuando aparece en alguna parte, siempre habrá personeros de los dos mencionados anteriormente, que mediante la manipulación y la fuerza, y a favor de los rudimentos del mundo, tratarán de abortarlos.

1 comment:

  1. Qué información tan interesante, muchas gracias por publicarla y compartir algo que yo no sabía.

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